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Violencia, Trauma y Síntomas Emocionales

Foto del escritor: Dr. DeDr. De

VIOLENCIA, TRAUMA Y MEDICINA Cinco de cada siete pacientes que vienen a mi consultorio, son mujeres… La mayoría viene con un diagnóstico de depresión, o ataques de pánico, hecho en una sala de guardia, o por un médico clínico o un cardiólogo, o tal vez por una tía “que también los tuvo”, o una vecina bien intencionada… Pero a poco de investigar la situación, el origen traumático de los síntomas se hace evidente. Estas mujeres llevan años sufriendo situaciones abusivas. Se habla hoy mucho de la violencia de género, y lo cierto es que la violencia entre los humanos ha existido desde siempre, y que durante muchos años, la violencia doméstica ha afectado a los niños de ambos géneros, predisponiéndolos a ser la próxima generación de abusadores, o víctimas, según el caso. Aunque he visto varios casos en que el abusado es un hombre y el abusador la mujer, dada la diferencia en fuerza física y el contexto social de las relaciones, la mayoría de los casos de violencia doméstica se manifiesta a través de una agresión activa, física, mental, emocional y aún sexual del hombre hacia la mujer. La violencia de la mujer, por otra parte, tiende a ser pasivo-agresiva, y más mental y emocional que física o sexual. De cualquier manera, me llevó varios años practicando medicina familiar, para darme cuenta de que las mujeres que venían a verme por migrañas, fibromialgia, mareos, depresión, ansiedad, gastritis, cefaleas tensionales, dismenorrea, dispareunia, colon irritable y otros males “funcionales”, estaban en realidad expresando la violencia que sufrían de un modo u otro, a través de su cuerpo. De ahí que después de varios años de practicar medicina, retorné a la universidad para educarme en psiquiatría, y establecí una práctica integrada de medicina y psiquiatría. Porque es imposible curar el cuerpo sin sanar el alma. Hoy, después de más de 28 años de trabajar con mujeres (y hombres) que han sufrido, o sufren cotidianamente de violencia de algún tipo, creo estar en lo correcto al afirmar que la inmensa mayoría de las personas con trastornos psiquiátricos y adictivos ha sufrido algún tipo de violencia, real o percibida, concreta o simbólica, durante sus años formativos. Es fácil recetar una pastilla y hacer que la persona se sienta mejor. Pero eso no soluciona el problema. Porque los patrones de conducta defensiva de la persona que ha sido abusada la exponen a más abuso, o a abusar a otros. Y el problema se repite, de generación en generación. Es por eso que la psicoterapia, bien hecha, es el verdadero camino hacia la sanación. A través de la psicoterapia cambiamos patrones de pensar, sentir, obrar e interactuar, de relacionarnos con nosotros mismos, nuestros semejantes y el universo. Y es precisamente lo que hoy hace falta, cuando contemplamos el mundo enfermizo, violento y autodestructivo en que vivimos.

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